Alesha Mercado

JARDÍN PARTICULAR

When we talk about a garden, we refer to a physical or subtle space full of symbolism, exuberance, and poetry.

Initially, spaces dedicated to leisure and contemplation were referred to, in the Castillian language, as  “flower gardens” to distinguish them from the gardens that provided sustenance. Even though both require a lot of work, the returns of each one differ from the other. While one returns the effort with food, the other one returns it with beauty. Besides, not everyone could afford to have one. Technically, a garden is a portion of land used for the cultivation of edible and decorative plant species with the possible addition of other elements, such as fountains or sculptures. The word garden comes from the French jart, which means “small garden”, and in turn, the French jart takes root from the Germanic word gard, which means “fence or hedge”. 

In their typology, there are public and private, conformed by potts or hectares, endemic and exotic, seasonal and irrigated, wild and tamed, sacred and profane. Since ancient times, gardens have been an important part of the planet's inhabitants and their vast cultures. Countries as diverse as China, India, Japan, France, and the United Kingdom developed styles and philosophies to bring these places to life for the simple pleasure of it. There are famous gardens that we carry in our imagination, such as the Hanging Gardens of Babylon, one of the Seven Wonders of the Ancient World, planted, according to tradition, in the 6th century B.C. by King Nebuchadnezzar II and bathed by the waters of the Euphrates.

There is also the mythical Garden of Eden where, according to the Bible, God placed man after creating him. There God also placed all domestic animals, every flying creature of the skies, and every wild beast of the field, the place where He finally created woman. The expulsion of Adam and Eve from this garden marks the beginning of humanity and at the end of time, when we return, it will take us to paradise. On the other hand, the Elysian Fields are a place of eternal greenery and fresh fragrances for the Greeks. The afterlife is reserved for those chosen by the gods, the just and heroic. In the times of the Mexican Conquest, chroniclers described Moctezuma's gardens as splendid and orderly orchards where numerous species of flora and fauna lived perfectly classified and guarded by experts. Such was Moctezuma's pride in his gardens that he allowed the Spanish conqueror to visit them on numerous occasions. In his third relationship letter, Cortés regretfully narrates the sad end of that splendor. One that died under the flames that he caused after ordering the city to be set on fire and all that was left in it. After this terrible chapter, he wrote: although it weighed heavily on me because it weighed on them much more, I determined that they burn them.

In philosophy, Epicurus's Garden is as important as that of the Capulet in literature and that of Giverny, with its water lily pond, in art. What to say about History, with a capital H, in which the "humble" meadows that stretched out around Marie Antoinette's Petit Trianon became a part of the narrative of a Revolution that transformed the world under the premises of freedom, equality, and fraternity. In other latitudes and other times, Siddhartha Gautama lived for 29 years surrounded by pristine gardens, until the suspicion of decadence prompted him to flee, and yet, years later reached Buddhahood under a fig tree. Lastly, among the lilies, forgotten, Saint John of the Cross ends his night of the soul, similar to when the temperature of the soul came to equal that of the flowers for the Persian poet Shakir Wa'el (1232-1260) when he visited Granada for the first time.

Alejandra España’s Jardín Particular (roughly translated to private or particular garden), reminds me of Alice in Wonderland’s garden of talking flowers. A place where you play, dream, reflect, and weave networks that spin poetry and emotion. Through her narrative, she captures the song of butterflies, the nesting of insects, the colorful expression of birds, and the shadows of those beings that, in the pop-up style, are about to exist, evoking a childhood full of reality and fantasy that merge as one.  Additionally, something similar to the duel between Alice and the Queen of Hearts also occurs. Such are the depths of the artist, that this utopian evocation suddenly brings us to the present, to the fear we face at the ending of reality as we know it, to political discussions, to actions that are taken for the preservation of the environment, and to the manipulation of everything that happens. 

The ritual begins with the preparation of the canvas, meticulously made for what they will house. This is perhaps what takes the longest. The next exercise, that of painting, is something much more fluid, a kind of creative trance in which layer after layer of color, mixed with carefully studied and analyzed references, combine to give place to the birth to a unique Jardín Particular.

Fragment of the poem that Antonio Machado dedicated to Juan Ramón Jiménez. «The poet is a gardener. In its gardens / the breeze runs subtle / with light chords of violins, / crying of nightingales.../».


JARDÍN PARTICULAR

Cuando hablamos de un jardín, estamos hablando de un espacio, físico o sutil, lleno de simbolismo, exuberancia y poesía.

Inicialmente, el castellano nombraba “huerto de flor” a los espacios dedicados al ocio y contemplación para distinguirlos de los huertos que daban sustento. Cabe decir que ambos requieren muchísimo trabajo, solamente que uno reditúa ese esfuerzo con alimentos y el otro con belleza. Además, no cualquiera podía tenerlo. Técnicamente, un jardín es una porción de tierra donde se cultivan especies vegetales, con la posible añadidura de otros elementos, como fuentes o esculturas. La palabra jardín viene del francés  jart, que significa “huerto pequeño”, y esta, a su vez, toma raíz del germánico gard, que significa “cercado o seto”. 

En su tipología, los hay públicos y privados, conformados por macetas y hectáreas, endémicos y exóticos, estacionales y de riego, salvajes y domados, sagrados y profanos. Desde tiempos remotos, los jardines han sido una parte importante para los habitantes del planeta y sus vastas culturas. Países diversos como China, India, Japón, Francia y el Reino Unido desarrollaron estilos y filosofías para dar vida a estos lugares por el simple placer de hacerlo. Hay jardines famosos que llevamos en el imaginario, como los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo, plantados, según la tradición, en el S. VI a.C. por el rey Nabucodonosor II y bañados por las aguas del Éufrates.

Está también, el jardín mítico del Edén donde, según la Biblia, puso Dios al hombre después de haberlo creado. También ahí puso Dios a todos los animales domésticos, a toda criatura voladora de los cielos y a toda bestia salvaje del campo y finalmente, creó a la mujer. La expulsión de Adán y Eva de este lugar marca el inicio de la humanidad y al final de los tiempos, el retorno nos llevará al paraíso. Por otro lado, para los griegos, los Campos Elíseos son el lugar de eterno verdor y frescas fragancias; el más allá reservado para los elegidos por los dioses, los justos y los heroicos. Remontándonos a la época de la conquista, los cronistas describieron los jardines de Moctezuma como vergeles espléndidos y ordenados, en donde vivían numerosas especies de flora y fauna, todas bien clasificadas y custodiadas por expertos. Tal era el orgullo de Moctezuma por sus jardines, que permitió al conquistador visitarlos en numerosas ocasiones. En su tercera carta de relación, Cortés narra con pesar el triste final de aquel esplendor bajo las llamas que él mismo provocó al incendiar la ciudad y todo lo que en ella quedaba. Tras este terrible acto, escribió: aunque a mí me pesó mucho de ello, porque a ellos les pesaba mucho más, determiné que las quemaran.

En la filosofía, el jardín de Epicuro es tan importante como el de los Capuleto en la literatura y el de Giverny, con su estanque de nenúfares, en el arte. Qué decir de la Historia, con H mayúscula, en la que los “humildes” prados que se extienden alrededor del Petit Trianon de María Antonieta forman parte de la narrativa de una Revolución que transformó al mundo bajo las premisas de libertad, igualdad y fraternidad. En otras latitudes y otros tiempos, Sidharta Gautama vivió durante 29 años rodeado de jardines impolutos, hasta que la sospecha de la decadencia lo impulsó a huir y aún así, años más tarde, logró alcanzar la budeidad debajo de una higuera. Por último, entre las azucenas, olvidado, termina San Juan de la Cruz la noche oscura de su alma, similar a cuando la temperatura del alma llegó a igualar la de las flores para el poeta persa Shakir Wa’el (1232-1260) al visitar Granada por primera vez.

El Jardín Particular de Alejandra España, me recuerda al jardín de las flores parlantes de Alicia en el País de las Maravillas. Un lugar donde se juega, se ensueña, se reflexiona y se tejen redes hilando poética y emoción. Su narrativa plasma el canto de las mariposas, el anidar de los insectos, la expresión colorida de las aves y las sombras de aquellos seres que, al estilo pop-up, están por existir, evocando una infancia cargada de realidad y fantasía entremezcladas. Además, ocurre algo parecido al duelo entre Alicia y la Reina de Corazones. La evocación utópica nos trae repentinamente al presente, al miedo del fin de la realidad que conocemos, a la discusión política, a las acciones por el medio ambiente y a la manipulación de todo lo que ocurre, mostrando las profundidades de la artista.

El ritual comienza desde la preparación de los lienzos, hechos meticulosamente para lo que habrán de albergar. Esto es, quizá, lo que toma más tiempo. El siguiente ejercicio, el de pintar, es algo mucho más fluido, una especie de trance creativo en el que capa tras capa de color, mezclado con referentes cuidadosamente estudiados y analizados, se combinan para hacer surgir los escenarios de un Jardín Particular.

Fragmento del poema que Antonio Machado le dedicó a Juan Ramón Jiménez. «El poeta es un jardinero. En sus jardines / corre sutil la brisa / con livianos acordes de violines, / llanto de ruiseñores.../».

Lo grande y lo pequeño, 2023

Oil on linen in half crete

47.2 x 35.4 in

Una ciudad que se regenera a sí misma, 2023

Oil on linen in half crete

47.2 x 35.4 in

Fósiles fantasmas, 2023

Oil on linen in half crete

47.2 x 35.4 in

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Charles Moore - Kind of blue, kind of black